30/Oct/2025
11:35 PM
Que bello es sentir… y que difícil es aveces.
Hoy siento que una partecita de mi alma me hace falta.
Hoy viví, y sigo viviendo, un dolor que tenía tanto no sentía.
Hoy recordé lo mucho que puede sentir mi corazón.
Hace 25 años, cuando tenía 8, me despedí de Max, el perro con el que crecí.
Y hoy, mi hijo de 8, pronunció las mismas palabras que yo dije llorando aquella vez:
No quiero tener más perros.
Y lo entiendo profundamente. Sentir esta tristeza no es sencillo, duele muchísimo.
Ahora como padre, me toca enfrentar esta situación y ser soporte para mi familia. Mas no un soporte frío y rígido, sino uno que llora con ellos, con mi mujer, con mi hijo. Que se permite sentir.
Mi hijo, al ver a mi mujer llorar, le dijo “no llores mami” mientras le ofrecía un abrazo.
A lo que ella y yo le respondimos “duele mucho, está bien llorar cuando duele”.
Me tranquiliza mucho ver que aún en los momentos más difíciles mi pareja y yo estamos en ese mismo canal, de criar a nuestro hijo libre de ser y sentir.
Tal vez en este punto solo utilizo este espacio para expresar lo que estoy sintiendo, dejarlo salir.
Extraño mucho escribir.
¿Tal vez un regalo que esta despedida traerá, será el de retomar la escritura?
Panchito, me vas a hacer muchísima falta.
Llenabas nuestros días de alegría, risas y gordura.
Trajiste a nuestras vidas mucha luz en momentos de duras transiciones.
Acompañaste a mi hijo cuando empezó a dormir solo.
Me hacías guardia mientras trabajaba en el huerto.
Roncabas tan sonoramente en medio de la sala o las escaleras.
Tan solo recordar esto me pone los ojos llorosos y un nudo en la garganta.
Todo esto me hace pensar “¿Cómo habrá vivido mi padre la partida de Max cuando yo tenia 8?”.
Tal vez le pregunte en estos días. Me da gusto saber que mi hijo estuvo para mi también, me vio llorar y me ofreció un abrazo y algunos besos, como yo a el.
Ojalá no tuviera que vivir esta vida sin ti Panchito, en verdad te voy a extrañar. Me vas a hacer muchísima falta. Pero por ahora, me enfocare en agradecerte.
Gracias por la luz, el amor, las risas, la presencia.
Gracias por llegar a nuestras vidas.
Que tu camino de vuelta sea bello, peludo y barrigón angelito.
Adieux – Ludovico Einaudi
